¿Para qué sirven las matemáticas?
Dentro de los retos de lo que debería ser una nueva escuela, el más importante es replantear lo que se enseña. El replanteamiento incluye intentar descubrir el objetivo último de las materias y competencias y establecer una metodología lo más adecuada y estimulante posible para los estudiantes de hoy.
Si hablamos de la asignatura de matemáticas es necesario subrayar la cantidad de estudiantes que se preguntan el por qué de todo lo que estudian y el número de adultos que se cuestionan por la utilidad de lo que dieron en clase. Las personas aprendemos mejor emocionándonos, así que si queremos enseñar el máximo número de cosas al máximo número de alumnos necesitamos demostrarles que lo que vamos a mostrarles es importante.
Las matemáticas son, por un lado, una asignatura instrumental. Muchos de sus conocimientos son de aplicación directa a la vida real, como el cálculo elemental, que puede servirnos para las formas más simples de comercio, o las estadísticas y las proporciones, que nos ayudan a entender la realidad.
La otra parte importante de la asignatura responde a las competencias que se adquieren en su estudio y ejercicio: el razonamiento, la evaluación, y la optimización de soluciones. Un ciudadano o viajero con una mente entrenada en las matemáticas trazará más fácilmente los recorridos que debe hacer para llegar de un punto a otro de la ciudad o del mundo. Un estudiante con práctica en el cálculo administrará más eficientemente su economía familiar. Y una alumna atenta en clase de estadística no podrá ser engañada por los datos que le presenten políticos, vendedores, jefes o subordinados.
Una posible técnica a la hora de acercar el conocimiento de las matemáticas es enlazar al máximo el conocimiento teórico con su aplicación práctica. Simular escenas cuotidianas en clase, llevar las cuentas de un viaje de final de curso como si fuera un trabajo o poner problemas de matemáticas en geografía para comparar la población y la economía de los países pueden ser ideas, pero hay más: los límites los pone la imaginación de cada maestro.