El trastorno del cálculo: la discalculia
La discalculia, también conocida como trastorno del cálculo, es una alteración de la capacidad de aprendizaje de la aritmética y los conceptos matemáticos independiente de cualquier falta de estímulo o retraso mental. El trastorno afecta a las aptitudes para ejecutar operaciones básicas, como la suma o la resta, la geometría y la resolución de problemas.
El cerebro humano tiene unas zonas determinadas dedicadas al aprendizaje y puesta en práctica de las habilidades matemáticas. El lóbulo parietal, concretamente, tiene un papel predominante a la hora de representar cantidades y ejecutar cálculos, por lo que, en las personas con discalculia, si está dañado o afectado, pueden alterarse las aptitudes del sujeto.
Sabemos que esta patología ha sido identificada desde principios del siglo XIX, época en la que era conocida como Síndrome de Gertsman. Desde entonces se han realizado estudios al respecto y se conoce, por ejemplo, que la discalculia guarda relación con el Síndrome de Turner y con el Síndrome X Frágil.
Si tienes alguna sospecha al respecto, puedes fijarte en estas claves para saber si tu hijo puede tener discalculia:
- El niño, ya mayor, necesita ayuda de dedos, palitos o calculadora para realizar sumas simples o, en caso de operaciones con números grandes, empiezan a hacerla por la izquierda (sin "llevar") o sin atender al orden de colocación de las cantidades.
- Le cuesta contar mentalmente, presenta problemas de desorientación en el tiempo y en el espacio y le cuesta entender los mecanismos de los problemas.
- Le cuesta leer relojes analógicos.
- En sus casos más extremos, el niño tiene dificultades para ordenar cifras y números pequeños o onfunde el cero con la letra O y el cinco con la S.
En caso de que cumpla con una o varias de estas premisas, sería bueno acudir a un especialista. Sea como sea, no existe una edad clara a la hora de hacer el diagnóstico y tampoco puede solucionarse del todo, pero sí facilitarle recursos y herramientas al alumno para poder superar las dificultades que le provoca su trastorno. La primera de ellas, como sucede con la dislexia, es la falta de autoestima y la sensación de frustración.