Playa, río y piscina son acompañantes habituales de los niños durante el verano. Refrescan y divierten, pero necesitan de presentaciones. Los niños necesitan aprender a nadar para poder divertirse con seguridad en el agua. para ello, existen algunas recomendaciones para las primeras inmersiones.
La edad ideal para empezar a nadar son los cuatro años. A partir de esa edad el niño puede entender y automatizar los instintivos movimientos que le servirán para, por lo menos, no hundirse. Hasta entonces, y para perder el miedo, podemos acompañar a los niños en el agua o dejarlos que se diviertan autónomamente con flotadores, burbugitas, manguitos o churros a los que agarrarse.
Recomendaciones para aprender a nadar:
- Sin miedo. El niño debe querer tirarse al agua y divertirse solo. Ver a otros niños jugar, contemplar cómo se comportan los juguetes que tiramos al agua y flotan o acompañarlos puede ser una buena manera de entusiasmarlos. Y no hay mejor receta para aprender que la ilusión.
- La dinámica debería seguir con sencillos para que aprenda a flotar. Debemos enseñarle a mover los pies y las manos para moverse, no desde cero, sino mejorando los movimientos que instintivamente tenga.
- Cómo respirar. Ahora el niño deberá perderle el miedo a bajar la cabeza y submergirla en el agua. Una vez dentro, debe entender que puede soltar el aire sin peligro de ahogarse, y mediante ejercicios, puede empezar a mecanizar el movimiento de respiración en el agua: inspirar fuera, expirar dentro de ella.
- Una vez confiado, el niño podrá intentar nadar solo de punta a punta de la piscina, o de un padre a otro, o para buscar juguetes y objetos.