Ya os contamos lo que necesitáis para pasar las vacaciones en la playa y esta vez nos centraremos en la protección de la piel de nuestros hijos. Cuanto más pequeños son nuestros peques, más sensible es su piel y, por lo tanto, más protección necesitarán. Si nosotros somos blanquitos y nuestro peque ha heredado eso, sabremos que tendremos que tener
especial cuidado con que no nos quememos. El factor de protección recomendado en este caso será el alto, es decir, de 40 o 50 FPS.
Si es la primera vez que vamos a la playa con nuestro bebé,
probaremos antes la crema solar en una zona pequeña de su piel para ver si le provoca una reacción alérgica o irritación y en caso de que sea así, tendremos que acudir al médico para que nos recomiende una más adecuada. Si todo está en orden,
aplicaremos el protector media hora antes de la exposición solar, en abundancia y deberemos acordarnos de
reponerla después de cada baño sin olvidarnos de ninguna parte, sobre todo
las zonas más sensibles como la nariz, los hombros y las piernas, ¡lo que siempre nos quemamos todos!
Si vamos a la playa o la piscina muy a menudo, además de embadurnarnos todos de crema, tendremos que tener cuidado con las horas en las que acudimos. Si tenemos niños muy pequeños de menos de seis meses, tendremos que
evitar por todos los medios las horas centrales del día y alternar la exposición al sol con
ratitos a la sombra. Pero no basta solo con cremas de factor alto sino que los complementos también serán muy importantes:
gorritos para proteger su cabecita, gafas de sol y ropa adecuada para que no sufran quemaduras y ¡todos disfrutemos de las vacaciones!