Una de las cosas más importantes será consumir
alimentos de origen vegetal como las legumbres, las verduras, los frutos secos y mucha fruta, por su alto contenido en vitaminas, minerales y fibra imprescindibles para nuestro organismo. Olvidaros en la medida de lo posible de los pastelitos y bollería industrial y si los peques tienen hambre a media tarde, mejor darles fruta o
productos lácteos como yogurt o queso, que son buenos para consumir a diario.
La carne y el pescado también son alimentos imprescindibles en esta dieta. La carne roja habrá que consumirla ocasionalmente, contienen grasas animales y en muchas cantidades no son buenas para nuestra salud ni la de nuestros hijos. El pescado y
los huevos también serán necesarios en su justa medida.
El pan, el arroz y la pasta que tanto les gusta a los más pequeños deben estar presentes en la alimentación de cada día ya que aportan mucha energía a los niños y eso les permite no parar de jugar ni un solo momento.
El aceite también es una de las claves dentro de esta dieta, es el más utilizado y además es muy sano, por lo que lo podremos utilizar siempre que queramos pero con moderación. Y, sobre todo, y para todos,
beber mucho agua y realizar algo de ejercicio cada día será el complemento perfecto de esta dieta mediterránea de la que tanto nos gusta presumir.